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Descubriendo la Inteligencia Emocional

Descubriendo la Inteligencia Emocional

Pese a que, a lo largo de los años, son múltiples los autores que han ido proponiendo modelos acerca la Inteligencia Emocional, se considera que el primero de los grandes teóricos del campo de la inteligencia que indicó la diferencia entre las capacidades intelectuales y las emocionales fue Howard Gardner.

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

La Inteligencia Emocional (IE) hace referencia a la capacidad que tiene una persona para detectar, reconocer y manejar adecuadamente las emociones propias y las ajenas. Dicho término engloba habilidades muy distintas, y a la vez complementarias, que van más allá de la inteligencia cognitiva, y por ende, que no son capaces de medirse en términos de cociente intelectual.

Así pues y como decíamos al inicio, en 1983, Gardner propuso el modelo de las Inteligencias Múltiples, el cual señalaba que había hasta 7 tipos de inteligencia distintas, en las cuales se incluían dos modalidades de inteligencia personal, la intrapersonal y la interpersonal.

No obstante, no fue hasta algunos años más tarde cuando los psicólogos Peter Salovey y John Mayer, tomando en cuenta las aportaciones de Gardner sobre la existencia de distintos tipos de inteligencia, cuando plantearon una teoría sobre la Inteligencia Emocional, acuñando así el término.

Para Salovey y Mayer (1990), la Inteligencia Emocional se define como la capacidad para controlar y regular los sentimientos y emociones de uno mismo y de los demás, para utilizarlos posteriormente como guía de los propios pensamientos y acciones.

Clasificación de la Inteligencia Emocional

Con el paso de los años, Salovey y Mayer han ido añadiendo nuevas aportaciones al concepto, tales como que la Inteligencia Emocional se encuentra estructurada en 4 ramas interrelacionadas que se van desarrollando progresivamente en función de la maduración cognitiva y de la edad de cada individuo:

  • Percepción o conciencia emocional: consiste en la identificación interpersonal e intrapersonal de las emociones, la expresión de las mismas y la discriminación de diferentes expresiones emocionales (Miñaca, Hervás & Laprida, 2013).
  • Facilitación emocional del pensamiento y del comportamiento: se trata de la habilidad que nos permite generar juicios y recuerdos respecto a las emociones. Además, ayuda a considerar diferentes puntos de vista de una situación para, de este modo, facilitar pensamientos para cada problema.
  • Comprensión emocional: implica la capacidad de nombrar o etiquetar las propias emociones para posteriormente proceder a reconocerlas y darles un significado.
  • Regulación emocional: permite a la persona estar dispuestos a experimentar emociones de distinta índole. Es una habilidad necesaria para la adaptación social y la solución de problemas ya que permite reflexionar sobre el uso e influencia de las emociones propias y así ser capaces de tomar distancia de una emoción y mitigar las emociones desagradables y potenciar las agradables.

Habilidades básicas en la Inteligencia Emocional

A partir del modelo propuesto por Salovey y Mayer, en 1995, Daniel Goleman hizo su propia adaptación del concepto de Inteligencia Emocional considerando que debía ser entendida como algo que iba más allá de los aspectos cognitivos tales como la memoria, la atención o la percepción. Es por ello que, en su modelo determinó que la Inteligencia Emocional estaba configurada por las siguientes 5 habilidades emocionales y sociales básicas:

  • Conciencia de uno mismo: consiste en tener la capacidad de saber lo que una persona está sintiendo en un determinado momento y de utilizar las propias preferencias para guiar la toma de decisiones, basándose en una evaluación realista de las propias capacidades y en una sensación de confianza en uno mismo.
  • Autorregulación: se basa en la capacidad que tiene una persona de manejar sus propias emociones para que más allá de facilitar la tarea que se está llevando a cabo en ese momento, no interfieran en ella. También abarca la habilidad de ser conscientes y demorar la gratificación en la búsqueda de objetivos, a la vez que permite recuperarse rápidamente del estrés emocional.
  • Motivación: constituye la capacidad para utilizar las preferencias más profundas para encaminarse hacia los objetivos propuestos, contribuyendo así a la toma de iniciativa, el desempeño eficaz y conservar la perseverancia a pesar de los contratiempos y las frustraciones que se presenten a lo largo del camino.
  • Empatía: se trata de la capacidad para darse cuenta de los demás, ser capaces de sintonizar con ellos y cultivar la relación y el ajuste con una amplia diversidad de personas.
  • Habilidades sociales: radica en la capacidad para manejar bien las emociones presentes en las relaciones, interpretando adecuadamente las situaciones, con el fin de interactuar con ellos de forma efectiva y de utilizar dichas habilidades para persuadir, dirigir, negociar y resolver disputas, cooperar y trabajar en equipo.

Ser competente en estas 5 habilidades planteadas por Goleman, es vital para que la persona sea capaz de ajustar sus comportamientos emociones y conecte mejor con los demás, logrando así alcanzar el éxito. Es un tema en el que hacemos mucho foco en el Máster en Inteligencia Emocional de ISEP.

Finalmente, cabe destacar que, pese a que gran parte de estas habilidades emocionales vienen marcadas por la epigenética de la persona, y gracias a la neuroplasticidad del cerebro, es posible no solo modelar las ya existentes, sino adquirir otras nuevas.

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Acerca del autor:

ISEP
40 años acompañando en el crecimiento profesional en psicología, educación, logopedia y neurociencias.

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