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La Ansiedad, una respuesta normal que todos sufrimos

La Ansiedad, una respuesta normal que todos sufrimos

Muchos son los que desconocen que la ansiedad es un estado que todos sufrimos y es que se trata de una respuesta normal y adaptativa que se produce frente a amenazas reales o imaginarias y que tiene como objetivo preparar al organismo para reaccionar ante una situación de peligro.

Asimismo, el hecho de padecer ansiedad es algo bueno para las personas, ya que ésta nos permite dar respuestas a situaciones determinadas, como es el caso de aguantar varios días sin comer ni dormir correctamente porque tenemos a un familiar en el hospital.

La peculiaridad de la ansiedad es que ante una situación determinada, nuestro cuerpo se activa, aumentando así su nivel de nerviosismo, y pasada esa situación, el cuerpo vuelve a recuperar su nivel normal.

De igual forma, en los casos de ansiedad, las personas no somos capaces de determinar cuál es el motivo de nuestra ansiedad. Sin embargo, cuando la ansiedad remite a estímulos específicos, estamos frente a una situación que nos da pánico. En este caso, sí que conocemos cuál es el estímulo que nos da miedo, es decir, podemos verbalizarlo, y, por lo tanto, identificarlo con facilidad.

Trastorno de Ansiedad, diagnóstico y tratamiento

Cuando un paciente acude a nosotros y empieza a relatar su motivo de consulta, nosotros como profesionales ya podemos empezar a sospechar que se trata de algún trastorno o dificultad relacionada con la ansiedad. Sin embargo, lo primero que se debe hacer es realizar una entrevista que permita recoger la suficiente información para encaminar aún más el diagnóstico.

Entrevista de diagnóstico de Ansiedad

Esta entrevista debe recoger información sobre los aspectos siguientes:

  • Etiología del paciente. Ver si existen factores genéticos, orgánicos o internos que puedan dar pie a una predisposición mayor a sufrir un trastorno de ansiedad. Se estima que aproximadamente un 50% de los casos de trastorno de ansiedad es debido a la genética, es decir, aquellos que tengan padres o abuelos que hayan sufrido algún trastorno de ansiedad o similar, serán más propensos a padecerlos ellos también.
    Además, las personas que cumplen con las siguientes 3 características tienden a sufrir un trastorno de ansiedad.

    • Inhibición conductual: son personas que se caracterizan por rasgos temperamentales tales como la responsabilidad, la obediencia, la timidez, la inseguridad, la vergüenza o el miedo.
    • Vulnerabilidad biológica: son personas que tienen mucha facilidad para experimentar síntomas físicos de activación, alcanzando un nivel muy elevado en comparación con otras personas, y a las que una vez pasado el estímulo temido, les cuesta mucho volver a su estado de normalidad. Es decir, se caracterizan por ser personas a las que, mucho antes de que surja la situación ansiosa, el cuerpo les va enviando señales de tensión y nerviosismo, y conforme se va acercando el momento, la persona se va poniendo peor e incluso después de que pase, se sigue sintiendo mal.
    • Vulnerabilidad psicológica: son personas con escasas estrategias de afrontamiento. Su repertorio cognitivo tiende a magnificar la situación, a la vez que minimiza sus habilidades para hacerle frente. De modo que les es difícil encontrar soluciones cognitivas a sus problemas.

Aun así, también se tienen en cuenta factores externos del paciente, los cuales incluyen un análisis su entorno para conocer cuál ha sido el estilo educativo recibido, qué reacciones han tenido el resto de personas frente a las respuestas de ansiedad del paciente, y saber si en el pasado, ha habido alguna experiencia estresante fuerte o varias menos intensas pero sostenidas en el tiempo que hayan podido dar lugar a una situación estresante y, por ende, a un trastorno de ansiedad.

  • Síntomas o respuestas frente a episodios de ansiedad. Conocer cómo el paciente reacciona a nivel cognitivo, emocional, físico y conductual para saber cuales han sido sus reacciones.
  • Estrategias de afrontamiento. Saber si el paciente afronta la situación de ansiedad mediante las emociones, de manera, que se suele optar por estrategias de evitación de la situación que provoca ansiedad, o si, por el contrario, lo hace a través de los problemas, intentando así, buscar soluciones para enfrentar el estado ansioso.
  • Repercusiones negativas en el entorno del paciente. Determinar qué áreas de la vida del paciente se están viendo afectadas por los síntomas descritos.

Después de realizar esta primera entrevista, se debe corroborar la primera impresión que se tiene con varios instrumentos de valoración objetiva para determinar si verdaderamente se trata de un trastorno de ansiedad y en caso afirmativo de qué tipo (Trastorno de Ansiedad Generalizada, fobia específica, Trastorno Obsesivo Compulsivo, fobia social…).

Herramientas para evaluar la ansiedad

Algunos de los instrumentos de evaluación que se pueden usar para acabar de diagnosticar el trastorno de ansiedad pueden ser las entrevistas estructuradas y/o semiestructuradas como el DISC o el DICE; los cuestionarios específicos de ansiedad tales como el CAS, el STAIC o la Escala de Miedos para niños; los cuestionarios de personalidad como el CPQ, el 16PF o el MACI; los registros y autorregistros, o los registros psicofisiológicos.

En este punto, cabe destacar que la ansiedad es la puerta a la depresión, de  modo que, cuando se esté valorando un caso de trastorno de ansiedad, también se deberán hacer pruebas que muestren si adicionalmente hay sintomatología depresiva, para ver cómo incluirla posteriormente en el tratamiento.

Una vez el diagnóstico esté claro, se debe empezar con el tratamiento, el cual se suele hacer mediante la Terapia Cognitivo Conductual la cual, buscará entender cómo el paciente piensa acerca de sí mismo y le dará herramientas para cambiar su forma de pensar y de actuar, con el objetivo de mejorar su estado anímico y que así se acabe sintiendo mejor.

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Acerca del autor:

ISEP
40 años acompañando en el crecimiento profesional en psicología, educación, logopedia y neurociencias.

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