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Ansiedad: miedo a tener miedo

Ansiedad: miedo a tener miedo

El miedo es una emoción poderosa muy común en los seres humanos que, en casos extremos, puede resultar tan paralizante que limite seriamente nuestra vida.

¿Qué es el miedo?

El miedo aparece sin permiso y los pensamientos del “no puedo” dejan en nosotros esa sensación en el estómago que nos paraliza.

El miedo es una emoción universal, inevitable y necesaria, una especie de alarma adaptativa al medio ambiente, fundamental en nuestra estabilidad interior y supervivencia. Sin miedo seríamos seres incautos e insensatos.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad, cuando se presenta y se queda, tiene un efecto nocivo en nuestro organismo. Sentir ansiedad es normal, pero si ésta es muy intensa, frecuente, duradera e interfiriere con las actividades de la vida diaria, estaremos frente a un problema de salud mental asociado a niveles sustanciales de discapacidad.

Cuando se ha padecido un ataque de ansiedad o pánico, se experimenta una realidad espeluznante. En esos momentos el miedo se apodera de nuestra mente, aparece una barrera que nos impide pensar, sentir con claridad y gestionar la realidad. El sufrimiento y la angustia toman el control, dirigiendo nuestros pensamientos, sensaciones y acciones.

Los trastornos de ansiedad y los trastornos del estado de ánimo son los que más limitan la autonomía del sujeto que la padece, obstaculizando su funcionamiento ya que queda atrapado en un bucle donde la lucha contra la ansiedad se convierte en el verdadero problema.

¿Cómo nos afecta la ansiedad?

La ansiedad tiene un impacto considerable en el bienestar personal, en las relaciones sociales y en la productividad laboral. Su alta prevalencia, y su curso recurrente, pueden convertirla en una enfermedad inhabilitante.

Descubrir el porqué, al profesional, le resulta útil de cara a un análisis funcional y cómo explicación al paciente. El problema surge cuando éste, queda atrapado en una lucha interminable donde el por qué solo trae un pasado angustioso y un futuro ansioso. Es más útil estudiar cómo funciona el sistema perceptivo-reactivo de la persona frente a la realidad. Lo que importa es el aquí y ahora. A veces, son las soluciones intentadas, las que alimentan dicho problema. La evitación, la no aceptación y la inacción, serían, entre otras, los principios de un modelo de patología: la inflexibilidad psicológica.

La necesidad de regular el malestar de modo inmediato, hace que las acciones estén dirigidas al escape y la evitación del malestar, sin darnos cuenta que al final, la sensación de placer a corto plazo se transforma en una sensación a largo plazo de falta de control. Aceptación abierta, sin fatalismos y si resignación, con clarificación y elección de valores que den cabida a las acciones que conecten con nuestro presente, con lo vivido en el momento. No sabremos afrontar y superar nuestros miedos si siempre los estamos bloqueando.

Terapia para afrontar el miedo y la ansiedad

Marchar por la vida incluye tropiezos, miedos, cansancio, errores, posibles pérdidas a lo largo del camino, etc. En terapia, no se eliminan baches, se enseña a caminar entre ellos. Más que luchar para eliminar los contenidos de los pensamientos, la persona podrá vivir con ello de acuerdo a cómo los valora. Es hacerle un sitio a la ansiedad y aprender a vivir con ella.

Se aprende a vivir en alerta, focalizando toda nuestra atención en los síntomas haciéndolos más intensos, frecuentes y duraderos. Nos asustan, queremos que desaparezcan y nos olvidamos de lo primordial, detrás de cada síntoma hay un problema, que debemos afrontar. Darle vueltas a lo que te pasa interfiere y contribuye a mantener el problema. Lo importante para sentirnos bien es aceptar vivir en el presente, lo ocurrido y el futuro, nos llena de tristeza y ansiedad, la clave es posicionarnos en el presente saludable con un proyecto de vida. Gestionar la culpa y el perdón y mirar el futuro con ilusión.

Modificar las conductas de los pacientes repercutirá positivamente en sus sensaciones. Si hago lo que me gusta me siento bien y si me siento bien, pienso mejor. Huir por el camino placentero, sin baches, sin tropiezos es cómodo, pero nos aleja de nuestro camino. ¿Y si el verdadero problema está ahí, en la falta de un proyecto claro?Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómo” (Nietzsche).

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Acerca del autor:

Belén Díaz Afonso
Ex alumna del Máster en Psicología Clínica y de la Salud de ISEP. Vinculada a la psicología clínica y de la salud desde el año 1998 y perito psicóloga desde el año 2005 (civil y penal)

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