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Utilización del EMDR en sesión como herramienta terapéutica

Utilización del EMDR en sesión como herramienta terapéutica

En el post Atrapados en el trauma: perspectivas desde la terapia EMDR, el psicólogo Carlos Sanz Andrea, antiguo alumno del Máster en Psicología Clínica de ISEP, explicaba las bases del EMDR y sus aportaciones para ayudarnos a llevar al paciente a superar el trauma y aquello que está asociado. Es importante recalcar que, así como sucede con otras aproximaciones terapéuticas, es el paciente quien lleva a cabo la mayor parte del trabajo, nosotros somos guías. Por otro lado, también es importante destacar que lo que se busca con el EMDR no es intentar que el paciente “deje atrás” aquello que le ha sucedido, sino que logre reintegrarlo en su vida y poder continuar viviendo a pesar de haber sufrido en el pasado. Por eso considero importante trabajarlo dentro de un contexto terapéutico determinado y apoyado por otras aproximaciones, como pueden ser el mindfulness o la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Cuando se incluye dentro de la terapia puede resultar especialmente útil para trabajar el recuerdo traumático.

Lo que se busca con esta aproximación es trabajar los recuerdos traumáticos que aún estén teniendo un peso importante en la vida del paciente. Es interesante ver que se trabaja con el recuerdo propiamente dicho, y no con los síntomas que está generando.

¿Y cómo se trabaja exactamente con EMDR en terapia? El EMDR comprende 8 fases, que analizaremos para comprender un poco mejor cómo se lleva a la práctica.

Fase 1: Historia del Paciente

Esta fase es similar a la que realizaríamos en otras aproximaciones terapéuticas, incluyendo historia familiar, sintomatología, antecedentes, consecuentes, etc., y además haremos énfasis en la línea de vida, con todos aquellos momentos que para el paciente han sido importantes. Es importante mencionar que la situación traumática se puede ver reflejada en esta fase y que puede tratarse de varios eventos, que denominamos target/s de tratamiento y recursos, que se van a utilizar: se ven los problemas, la sintomatología, el desencadenante, el recuerdo base y además se identifica el hecho fundamental. También se identifican los “archivos de memoria”, todo aquello que no ha sido procesado, y los clusters, es decir, si podemos recopilar memorias según temáticas.

Para encontrar estas situaciones, es de gran utilidad la técnica de floatback, en la que, según la línea de vida (desde hoy hacia atrás) y los eventos significativos, se empiezan a ver las creencias negativas que tiene el paciente sobre sí mismo, las emociones y sensaciones físicas que han sido más perturbadoras, situaciones similares, la última vez que le ocurrió aquello que teme y la primera vez que se sintió de esa manera.

Esta fase, así como en otros tipos de terapia, se realiza en varias sesiones, ya que se requiere de tiempo para recabar toda la información.

Fase 2: Preparación y Lugar Seguro

En esta fase, el objetivo es preparar al paciente para el reprocesamiento y la atención dual (atención en el recuerdo y en la estimulación bilateral). Esta fase se apoya en la alianza terapéutica, se hace un consentimiento informado y conlleva un espacio de psicoeducación. Se hace énfasis en la disponibilidad del paciente, si hay alguna consideración médica importante que pueda obstruir el procesamiento y si hay indicios de síntomas de trastornos disociativos.

En cuanto al lugar seguro, se le pide al paciente que imagine y que nos explique con detalles, un lugar (real o imaginado) en el cual se sienta seguro y protegido, que genere únicamente sensaciones agradables, ya que será el lugar al cual podrá regresar en su imaginación cuando se sienta desbordado por la emoción o el malestar. Su otro objetivo es el de enseñar las estimulaciones bilaterales, que pueden ser de tres tipos: visual (movimientos oculares), auditivo (sonidos que alternan de un oído al otro) o táctil (pequeños golpes en manos o piernas).

Esta fase puede tomar una o dos sesiones.

Fase 3: Medición

Una vez que hemos recopilado la información más relevante del paciente, entraremos a medir los elementos principales del recuerdo (con la intensidad de la perturbación y las creencias asociadas). Los elementos del target serán analizados según la imagen, la cognición, la emoción y las sensaciones físicas:

Imagen

– La más representativa o la más perturbadora.
– Si no hay una imagen, nos centraremos en las sensaciones físicas.

Cognición

– Cognición Negativa: aquello que pensó negativamente sobre sí mismo en el momento, de manera generalizada y que aún la crea como real.
– Cognición Positiva: aquello que le gustaría haber pensado sobre sí mismo y mediremos en qué medida cree que puede ser cierto, en una escala de 0 a 7.
– Estas cogniciones pueden ser opuestas, pero no siempre es el caso.

Emoción

– Emociones asociadas al evento.
– Nivel de perturbación (medido mediante unidades subjetivas de malestar, SUD, de 0 a 10).

Sensación físicas

– Localización corporal y tipo de sensación

Fase 4: Desensibilización

Esta es la fase en la cual hacemos la estimulación bilateral (según lo que el paciente haya escogido) y nuestro objetivo es acceder al target y estimular la red de memoria:

– Se van haciendo tandas o sets de estimulación bilateral mientras el paciente mantiene la atención en su recuerdo y en lo que está sucediendo, y se realiza un feedback después de cada set.
– Se hacen estimulaciones hasta el que SUD sea 0, es decir, que no haya perturbación.
– Se observan y registran los cambios que se pueden dar en imagen, pensamientos, emoción, sensaciones físicas y localización.
– Al finalizar, volver al target original y preguntar qué está notando. No debería notar ningún malestar.

Fase 5: Instalación

Una vez que se han terminado los sets de estimulación bilateral, el recuerdo debería estar integrado y reprocesado, razón por la cual se verifica la validez de su creencia positiva (aquello que el paciente quiso haber pensado sobre sí mismo en el momento en el cual ocurrió el trauma). Se hace mediante estimulaciones bilaterales hasta que la validez sea de 7 y se integre con el recuerdo target.

Veámoslo con un ejemplo. Se trata de un paciente que ha sufrido un accidente de coche, en el cual quedó atrapado y sentía que nadie podía ayudarlo. A partir de ahí, siente que es inútil y que siempre tendrá que depender de los demás, presentando sintomatología ansiosa y depresiva. Su cognición negativa podría ser “soy inútil” y la positiva podría ser “soy útil” o “soy capaz”. Al finalizar las estimulaciones bilaterales, se espera que la creencia de “soy inútil” sea mínima y la creencia positiva (la que el paciente escoja) sea 6 o 7, integrándose con el target. Se busca que cuando el paciente recuerde ese momento, logre asociarlo con una sensación de capacidad y no de inutilidad, como lo venía haciendo.

Fase 6: Examen corporal

Las fases anteriores suelen tener mucha carga emocional y perturbadora, así que en esta fase se busca verificar que no hay sensaciones negativas asociadas al procedimiento ni al recuerdo, y pueda salir de sesión. Si el paciente refiere sensaciones positivas, se hacen estimulaciones bilaterales para reforzarlo y si refiere algo negativo, se reprocesa hasta que desaparezca.

Fase 7: Cierre

En esta fase buscamos verificar los cambios en el estado del paciente y terminar el procesamiento. Si alguna sesión queda incompleta (es decir, que el SUD es mayor a 0 y la validez de la cognición es menor a 7) se hace una relajación con el lugar seguro y se continúa en la siguiente sesión.

Las fases 3 a 7 se realizan en una misma sesión.

Fase 8: Reevaluación

La última fase, que se hace en la sesión siguiente, tiene como objetivo evaluar si hay perturbaciones residuales, y si tanto el SUD como la validez de la cognición se mantuvieron. Además, se verifica si se han abierto nuevos canales de procesamiento, es decir, algún nuevo recuerdo que deba ser reprocesado.

Como vemos, se trata de una herramienta estructurada y que busca analizar a fondo las creencias y emociones que el paciente tiene asociadas al trauma que ha vivido. Se busca entonces que lo reintegre en su vida y pueda continuar adelante.

Si bien el EMDR requiere de un entrenamiento específico, el Máster en Terapias de Tercera Generación de ISEP te dará las herramientas necesarias para conocer más a fondo esta aproximación terapéutica, de gran utilidad para casos de trauma.

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Acerca del autor:

Mª Angélica Barrero Guinand
Psicóloga colaboradora de ISEP Madrid. Alumna del Máster en Terapias de Tercera Generación y Aplicación de las Nuevas Tecnologías de ISEP

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