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COVID-19 y ansiedad: herramientas para entenderla y gestionarla a través del vínculo perro-persona

COVID-19 y ansiedad: herramientas para entenderla y gestionarla a través del vínculo perro-persona

No podíamos dejar de tratar un tema tan de actualidad como es el Coronavirus y la Ansiedad. Entender ambas a través del vínculo con un perro.

Jueves 14 de marzo de 2020. Estaba sentada en la cama, con los pies colgando y sin apoyar la espalda cuando de lejos empecé a escuchar el sonido de las uñas chocando suavemente contra el suelo. Me agaché, la cogí suavemente por la tripa y la subí a la cama. Me miró brevemente y se hizo una bolita a mi lado. Me recosté cerca de ella, le di un beso en la cabeza y pensé: “¿cómo te puedo querer tanto, perrito pequeño?”. No sé si fue en ese momento o algún día más tarde, pero caí en la cuenta de que no podía hacer mi TFM de otra cosa y así es como se inició “COVID-19 y ansiedad: herramientas para entenderla y gestionarla a través del vínculo perro-persona”.

Ansiedad y Depresión en tiempos de Coronavirus

La ansiedad y la depresión son dos de las afectaciones mentales más comunes en el mundo y las consecuencias que pueden derivar de ellas son en algunos casos tremendamente graves. En el año 2018, desde la OMS se impulsó un estudio en el que se reunieron datos de 51.500 personas de 21 países diferentes, obteniendo que un 10% padece ansiedad, de los cuales, el 27’6% son tratados y que solo el 9’8% de éstos, reciben tratamientos eficaces. De aquí se extrae que la ansiedad es un problema de salud pública y que se requieren tratamientos que tengan mayor alcance y efectividad.

Conozco bastantes personas que sufren ansiedad, incluso yo misma la he experimentado y, en ocasiones, las manifestaciones que tiene no son tan fácilmente reconocibles o incluso se confunden con dolencias físicas. Es por eso, que he considerado que en la propuesta didáctica del TFM, era importante centrarse en que se entendiera cómo funciona la ansiedad y cómo se puede mostrar física, cognitiva y conductualmente.

Con respecto a la COVID-19, no sé ni qué decir, a veces aún me quedo absorta pensando en qué ha pasado, está pasando y pasará. A pesar de que ha habido otras pandemias en la historia, esta situación es inaudita, está siendo todo un experimento y por tanto estamos en un constante ensayo error con todo lo que eso conlleva. La incertidumbre ha pasado a formar parte de nuestra vida, la información repetitiva a la que nos vemos expuestas va pesando y hace mella en nuestro estado de ánimo y percepción de la realidad.

¿Afectan los medios de comunicación a nuestra salud mental?

Quise investigar un poco más sobre cómo afecta a las personas la cobertura de los medios de comunicación y redes sociales de actos violentos o catástrofes naturales y desde los atentados del 11 de septiembre, se han generado bastante estudios por el impacto a nivel mundial y por el calado en el ideario colectivo. El brote de SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome) que hubo en el año 2003 en países como China o Vietnam y que dejó cerca de 1000 muertes, nos arroja más pistas sobre cómo puede influirnos la información que recibimos en esta crisis sanitaria.

La Traumatización Secundaria

En estos artículos se habla de que esta exposición podría provocar una “traumatización secundaria”, produciendo síntomas similares al estrés post traumático pero de menor intensidad. Se extrae que cuanto más nos exponemos, más aún si son imágenes o vídeos, mayor sintomatología aparecerá.

Además, si se repiten los eventos traumáticos o se mantiene en el tiempo la exposición, se produce un efecto acumulativo que genera una expresión más grave. Con todo esto, la “media psychology”, esto es, el estudio de los medios de comunicación y su impacto en la vida de las personas, emerge como una vía de estudio necesaria en estos momentos de información desmedida y noticias falsas.

Teniendo en cuenta el confinamiento que hemos vivido y las restricciones de movilidad y contacto, se hace necesario plantear un sistema de alcance que trabaje el duelo, la soledad, la falta de contacto, la ansiedad y todas las consecuencias que esta situación ha comportado. Por eso, aparecen como alternativa las Intervenciones Asistidas con Animales como un buen recurso para reconectar con los seres vivos y la naturaleza, ya que llevan años demostrando beneficios en multitud de campos y colectivos.

La Ansiedad y las Intervenciones Asistidas con Animales

Directamente conectado con la manifestación fisiológica de la ansiedad, encontramos que acariciar a un animal, reduce la presión arterial y que la creación del vínculo está mediada por la hormona oxitocina, igual que ocurre entre las personas. Además, los animales son facilitadores sociales, nos permiten empatizar, identificarnos, estar en el presente y lo más importante, nos permiten querer y ser queridos de manera incondicional.

Martes 24 de noviembre del 2020. Me senté en el suelo y el cachorrito se hizo una bola entre mis piernas. Menos mal que lo adoptamos antes de que lo sacrificaran. Me agaché, respiré profundamente, le di un beso en la cabeza y él me miró con los ojos llenos de vida, “te quiero mucho, bicho”.

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Acerca del autor:

Laura Gómez
He estudiado el Grado de Psicología en la Universidad Jaume I de Castelló realizando las prácticas en la unidad de Psicooncología del Hospital Provincial de Castelló. He estudiado el Máster de Intervenciones Asistidas con Animales en ISEP y actualmente estoy haciendo las prácticas con Entrelazadogs que trabajan en Intervenciones Asistidas con Animales. He realizado prácticas también en la Unidad de Patología Dual del Hospital de Barcelona y voluntariado en el Centro de Rehabilitación e Integración Social para personas con enfermedades mentales en Castelló.

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