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Intervención en casos de deseo sexual inhibido

Intervención en casos de deseo sexual inhibido

La sexualidad es una parte fundamental del ser humano, por ello y aunque a cada individuo le afecta de manera diferente, un problema sexual acostumbra a menoscabar la autoestima, valoración e incluso identidad de una persona.

Uno de los principales objetivos de la Terapia Sexual (TS) es perseguir el bienestar de las personas entorno a su sexualidad, en los que, se tratan y se encuentran con distintas problemáticas en relación a su propia sexualidad y, entre otros, a su propio placer o deseo.

Dentro de la Terapia Sexual, se abarcan distintas áreas y, entre ellas, nos encontramos con el deseo sexual.

Una de estas problemáticas en las que se interviene desde la Terapia Sexual es la falta de deseo, actualmente conceptualizada y conocida como deseo sexual inhibido.

De acuerdo con Olivares y Fernández (2003), el término disfunción sexual se puede definir como la alteración en alguno de los procesos del ciclo de respuesta sexual, en los que nos encontramos con el deseo, como una de las partes del proceso en la respuesta y proceso sexual de cada individuo.

¿Qué es exactamente el deseo?

Para ponernos en contexto, es importante definir primeramente qué es el deseo. El deseo sexual debe ser entendido como una emoción. Es el propio deseo de actividad sexual. Es decir, más allá de todo aquello físico y corporal, estamos hablando de un estado mental de atención a estímulos eróticos y del nivel de motivación para responder ante ellos.

Podríamos hablar, principalmente, de dos tipos de deseo:

Por un lado, el deseo sexual espontaneo; aquel que mueve a la persona a buscar una experiencia sexual. Y, por otro, el deseo sexual reactivo; es decir, aquel deseo que se despierta de manera natural ante la presencia de otra persona atractiva o existencia de una situación determinada, independientemente de no haber un interés especial en ese momento por la
sexualidad. Este deseo sexual reactivo, también puede aparecer al producirse como respuesta a diversos estímulos sensoriales y corporales por parte de otra persona, como puede ser la pareja.

“Todas las circunstancias que modifiquen los estímulos físicos y psíquicos pueden afectar el deseo sexual.”

Kaplan (1985), una de las autoras más importantes en el campo de la Terapia Sexual, dividió las disfunciones sexuales en tres grandes grupos, dentro de las fases de respuesta sexual:

  • Trastornos en la fase de deseo
  • Trastornos en la fase de excitación
  • Trastornos en la fase orgásmica

Por lo que aquí nos respecta, nos centraremos dentro de los trastornos en la fase de deseo, principalmente, en las causas y el tratamiento del deseo sexual inhibido.

¿En qué consiste el deseo sexual inhibido?

El deseo sexual hipoactivo, también recibe los nombres de deseo sexual inhibido, bajo deseo sexual, apatía sexual, falta de deseo sexual o falta de interés por el sexo.

Cuando hablamos de falta de deseo sexual o deseo sexual inhibido, nos referimos a toda aquella disminución o ausencia de deseo de actividad sexual de manera persistente o recurrente, tanto en forma de pensamientos, como en fantasías sexuales como el propio deseo per se, teniendo en cuenta todos aquellos factores que influyen en el contexto vital del sujeto que pueden afectar al funcionamiento sexual y, por ende, a su respuesta de deseo.

Es importante, tener en cuenta que, para que se pueda determinar un trastorno de deseo sexual inhibido en diagnóstico como tal, debe haber un malestar significativo que perjudique o dificulte las relaciones interpersonales de quien padece este tipo de malestar en su deseo sexual. Ya que, cada persona tiene un nivel de deseo sexual personal, individual y subjetivo. Por tanto, debemos tener muy presente que, hablamos de trastorno cuando genera un malestar significativo al sujeto.

Por ello, debemos tener en cuenta la multicausalidad como uno de los factores que mejor explica los problemas sexuales, ya que, en la mayoría de casos encontraremos interacción entre causas psicológicas, orgánicas y psicosociales. Así que, será importante, a la hora de tener en cuenta la intervención, tener en cuenta y poder descartar causas orgánicas para la
inhibición del deseo sexual.

“Para que comience la fase de excitación en una persona es necesario que haya “ algo” más que una determinada estimulación: es necesario que la persona tenga cierto interés, que exista lo que se denomina deseo sexual o interés sexual”.

¿Cuáles son las causas más frecuentes ante el deseo sexual inhibido?

Hay muchísimos factores que pueden influir en las causas sobre el bajo deseo sexual. Nos centraremos en las causas principales que más se encuentran en Terapia Sexual, dentro de los factores psicosociales.

Muchas personas, son conscientes de este malestar cuando empiezan a tener una relación o un tipo de vínculo con otra persona. Y es aquí, cuando nos encontramos con distintas causas que pueden estar afectando a la respuesta sexual, como por ejemplo:

  • Carencia de intimidad emocional.
  • Problemas de comunicación sexual.
  • Carencia de afecto no sexual.
  • Conflictos constantes e intensos.
  • Falta de tiempo de calidad en pareja.

Otra de las causas, puede ser a causa de haber sufrido experiencias sexuales traumáticas tales como:

  • Abusos Sexuales
  • Violaciones
  • Relaciones sexuales muy dolorosas

Además, también nos podemos encontrar con falta de información, mitos y falsas creencias sobre la sexualidad que acaban por provocar este bajo deseo sexual.

¿Cómo intervenir en un caso de deseo sexual inhibido?

La intervención para el deseo sexual inhibido puede orientarse desde un enfoque individual, como en pareja teniendo en cuenta las individualidades y los factores de cada caso que pueden estar inhibiendo el deseo sexual, ya que, con frecuencia pueden existir diversos factores.

Uno de los principales pasos a la hora de realizar una intervención para estos casos, es importante tener en cuenta que el tratamiento debe dirigirse inicialmente a reducir los motivos que previamente se han señalado como inhibidores del deseo en la paciente.

Eliminación de las barreras

Inicialmente, nos centraremos en detectar todo aquello que está bloqueando el deseo para poder entender dónde está el origen que está causando ese bajo deseo sexual.

Autoconocimiento

El autoconocimiento, como en la mayoría de procesos terapéuticos, es uno de los factores más importantes a trabajar, ya que, será esencial que la persona pueda conocerse a nivel corporal, sexual y psicológicamente para empezar a conectar con sus emociones, sensaciones físicas y corporales y con todo su ser como mente, cuerpo y emoción.

Una de las maneras para fomentar este autoconocimiento a nivel corporal se realiza a través de la focalización sensorial, ya sea de manera individual como en pareja.

Educación sobre la sexualidad para eliminar mitos y falsas creencias

Es importante, también, desmitificar mitos sobre el deseo y trabajar todas aquellas creencias que la persona tiene arraigadas en relación al sexo, deseo, placer y todo aquello que abarca su propia sexualidad para poder reestructurar y romper con todos aquellos mitos que puedan existir respecto al deseo sexual.

Trabajo en fantasías sexuales

Las fantasías sexuales son un factor que pueden trabajarse con la persona que siente bajo deseo sexual ya que, es importante que pueda conocer su mundo interno a nivel sexual y conocer qué es aquello que le excita, qué es aquello que le produce deseo y aumentar el campo y recursos al sujeto para que pueda experimentar con su imaginación y su cuerpo, a través de ir descubriendo cuáles son sus fantasías sexuales, que puedan ayudar a estimular su deseo.

La sexualidad, el placer y las relaciones son parte de nuestra vida. Por ello, es importante que, si sientes un malestar significativo en alguna de las áreas que puedan estar afectando a tu sexualidad, deseo o placer, puedas darte un espacio, en el que poder realizar un proceso terapéutico para conocer toda tu psique sexual.

 

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Acerca del autor:

Irene Gutiérrez Coranti
Especialista en psicología y psicoterapia humanista, concretamente en la gestión emocional y autoestima. Cuenta con experiencia en un centro humanista realizando sesiones grupales en estimulación y rehabilitación cognitiva. Alumna del Máster en Terapias de Tercera Generación y Aplicación de las Nuevas Tecnologías de ISEP.

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