A las consultas psicológicas llegan cada vez más personas desorientadas, desenamoradas, en crisis existenciales, con necesidad de perdonar y con ganas de sentirse mejor con ellas mismas. El motivo de consulta ha evolucionado dejando atrás intervenciones por depresión, ansiedad… Ahora la gente acude al psicólogo porque siente insatisfacción vital.
Esta puede ocurrir en cualquier momento de la vida y no necesariamente tiene relación con una ruptura sentimental o la pérdida de un ser querido.
Para dar respuesta a estas nuevas necesidades, la psicoterapia también debe evolucionar y los psicólogos deben convertirse en facilitadores del bienestar emocional.
Se entiende por bienestar emocional la capacidad de ser templado, sereno, tranquilo, complacido y agradecido, características que facilitan la existencia.
Conseguir la optimización del bienestar pasa por tener un mayor control de los estados de ánimo, a la vez que se aprende a disfrutar de las recompensas. Este debe ser el verdadero objetivo de la psicoterapia actual.