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Abordar la agorafobia desde las Terapias de Aceptación y Compromiso

Abordar la agorafobia desde las Terapias de Aceptación y Compromiso

En este artículo, pretendemos que entiendas de manera más concreta qué es este tipo de fobia y cómo poder gestionarla desde la Terapia de Aceptación y Compromiso.

¿Qué es la agorafobia?

La agorafobia es un trastorno psicológico que está fuertemente unido a la crisis de angustia y se define como el miedo irracional a los espacios abiertos. Por tanto, estamos hablando principalmente de una de las emociones más primarias que existen; el miedo. Esta emoción tiene una función adaptativa y a lo primero que nos lleva es a huir o a quedarnos paralizados.

En el caso de la agorafobia, además nos podemos encontrar con episodios y estados de muchísima angustia, en el que, el miedo, se siente de manera totalmente extrema y como pérdida de un falso control. En este caso, esta angustia aparece principalmente en espacios abiertos o con grandes dimensiones. Por tanto, podemos hablar de un miedo a sentirse, de alguna manera, expuesto. La persona tiene sentimiento de vulnerabilidad y se puede sentir muy asustada.

Mas allá del miedo a los espacios abiertos

Pero este malestar conlleva mucho más allá que un simple miedo a los espacios abiertos. Se trata de, como comentábamos anteriormente, una sensación profunda de angustia y malestar al estar frente a una situación en la que la persona se siente desprotegida y en la que puede llegar a perder en control y sufrir un ataque de ansiedad o de pánico.

Podríamos decir que, por ende, cuando nos referimos a la agorafobia, también entendemos que existe un miedo al miedo. Y, ya no se limita únicamente a estos espacios abiertos, sino que, al salir a ellos, la persona tiene la sensación de que, en cualquier momento, al estar sola, puede sufrir una crisis de malestar y angustia o un ataque de pánico.

Todo lugar alejado de su entorno seguro es una amenaza

En la actualidad, la psicología y las ramas de actuación en procesos terapéuticos, han ido evolucionando hasta llegar a las terapias de tercera generación, en la que, dentro de ellas, nos encontramos con la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).

La Terapia de Aceptación y Compromiso, se ha ido desarrollando en estos últimos tiempos creándose como una alternativa de los modelos cognitivo conductuales, principalmente, para los trastornos de ansiedad y fobias, entre otros, añadiendo nuevas alternativas y herramientas terapéuticas altamente eficaces y significativas.

Hasta ahora, la mayoría de enfoques y tratamientos, se centraban únicamente en los pensamientos y la sintomatología física de la persona que sufría agorafobia, focalizándose, por ejemplo, en la hiperventilación, aceleración cardíaca o la sensación de falta de aire. Pero ¿Qué ocurre entonces con el contexto? ¿Con todo lo que hay alrededor del malestar?

Es aquí, dónde entra en juego la Terapia de Aceptación y Compromiso. Desde este enfoque, se pretende que, la persona que, en este caso sufre de agorafobia, se plantee el cambio conductual comprendiendo este malestar desde la aceptación y el cambio. Es decir, no basar la terapia en eliminar la ansiedad o el malestar que se sufre, ni cambiar esos pensamientos catastróficos por otros más optimistas o positivos, sino que, la Terapia de Aceptación y Compromiso pretende encarar y aceptar la ansiedad y todo ese malestar tal y como es, estableciendo un compromiso para poder actuar de manera óptima pese a toda la sintomatología que se presenta en el caso de agorafobia.

¿Cómo abordar la agorafobia desde la Terapia de Aceptación y Compromiso?

Establecer un estado de desesperanza creativa y abandono de la lucha contra los síntomas

Cuando el malestar que sentimos es tan grande que, no podemos permitirnos realizar una vida significativamente sana, debemos entender que, tarde o temprano, hay que detenernos, encarar el sufrimiento y nuestras resistencias. De esta manera, alejamos cualquier tipo de respuesta de evitación.

Esta herramienta, ayuda a aceptar la realidad tal y como es, asumiendo que vamos a sentir desesperanza para así, poder vivir con ella, creando un nuevo plan de ruta en el que la esperanza, aquí sí que tendrá cabida.

El control no es la solución, es el problema

Ante situaciones en las que no sabemos aquello que puede llegar a pasar, aparece la incertidumbre. En la agorafobia, las situaciones que suelen generar cierta inseguridad crean malestar activando la necesidad del control. Pero, ¿es posible dejar de controlar?

Esta necesidad nace, mayoritariamente, del miedo. Aquí es donde entra en juego intentar controlar aquellas situaciones bajo las que existe un miedo detrás. Y digo intentar, no de manera gratuita, ya que precisamente se trata de eso, de un intento. La incertidumbre, aquello que no conocemos, lo que puede llegar a pasa, son factores que activan esta emoción y se debe realizar un proceso de aceptación a no poder controlar todo lo que nos suceda.

Diferenciar entre el yo y la conducta

En este tipo de casos de agorafobia, es importante tener en cuenta que no somos lo que pensamos. Cada una de las personas, somos mucho más allá que todo nuestro malestar. En esta fase, debemos trabajar nuestra propia identidad como un conjunto separado. No se trata tanto de lo que te sucede, sino cómo lo afrontas y qué haces con ello.

Compromiso y aceptación

Una de las bases principales de esta terapia es, sin duda, la aceptación. Cuando hablamos del caso de la agorafobia, es importante tener en cuenta que existen emociones que suelen catalogarse como negativas como el miedo y el malestar de la ansiedad. Es importante crear un espacio para sentir, para dejar de luchar contra ellas y romper patrones de evitación. La Terapia de Aceptación y Compromiso permite vivir estas emociones de manera adaptativa dejándolas fluir y creando una buena gestión y regulación emocional.

La Agorafobia y el establecimiento de Objetivos

Es importante establecer objetivos concretos y metas guiadas por valores constructivos y que la persona sufre agorafobia sufre en acciones efectivas para alcanzarlas.

Gracias a estos pilares fundamentales de la Terapia de Aceptación y Compromiso, conseguimos desarrollar valores y cualidades como la aceptación, compasión, empatía y respeto para afrontar el miedo y el malestar, aprendiendo nuevas herramientas para comprender, gestionar y así poder hacer frente.

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Acerca del autor:

Irene Gutiérrez Coranti
Especialista en psicología y psicoterapia humanista, concretamente en la gestión emocional y autoestima. Cuenta con experiencia en un centro humanista realizando sesiones grupales en estimulación y rehabilitación cognitiva. Alumna del Máster en Terapias de Tercera Generación y Aplicación de las Nuevas Tecnologías de ISEP.

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