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Las nuevas parejas del siglo XXI: abiertas o semiabiertas

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Parejas abiertas o semiabiertas: ambos miembros de la pareja -o uno de ellos mientras el otro mantiene su monogamia- tienen la libertad para relacionarse sexualmente con terceras personas). 

La pareja abierta permite escapadas sexuales ajenas a la relación, no relaciones sentimentales paralelas.

Un estudio de la empresa Sondea (2012) sobre sexología y terapia de parejas estableció que algo más de la tercera parte de la población adulta en España ha sido infiel en algún momento. El porcentaje es similar en hombres y mujeres. No parece por tanto tan extraño que algunas relaciones intenten convertir una realidad innegable en una normalidad que no perturbe su vida en común, eliminando obligaciones, engaños e hipocresías que condicionan el amor.

El doctor José Díaz Morfa (2014), psiquiatra y presidente de la Asociación Española de Sexología Clínica, maneja estudios que afirman que entre el 5% y el 8% de las relaciones estables podrían considerarse como parejas abiertas, en las que el sexo con terceros se consiente. “Ese tipo de unión solo es viable si la forman personas seguras de sí mismas, con un criterio propio poco influenciable y menos dependientes del otro. Y si funcionan es precisamente porque hay un amor profundo y sano que demuestra ante todo respeto”, afirma el especialista.

Sin embargo, al igual que en las parejas convencionales, a menudo los vínculos se establecen sobre acuerdos viciados: uno de los dos puede admitir que la relación sea libre como una forma de canalizar su inseguridad: “No quiero perderte, por eso te permito que estés con otros”. En ese caso el conflicto es inevitable y las posibilidades de fracaso se disparan.

Parejas abiertas ¿la opción más natural?

Marta Ibáñez Sainz-Pardo (2014), psicóloga especialista en terapia sexual, tiene una respuesta a partir de su experiencia profesional: “Es muy posible que las parejas abiertas sean una opción más natural. La monogamia es solo parte de una convención cultural, que te dice cuál es el amor correcto. En un mundo sin ideas preconcebidas, la libertad dentro de las relaciones sería un elemento enriquecedor. Pero claro, eso es pura teoría, porque la carga de nuestra educación es demasiado pesada”.

Una pareja abierta no significa que no se establezcan normas. «Al contrario, todo hay que tenerlo muy bien atado», apunta Marta Ibáñez. «El acuerdo entre ambos ha de ser claro y debe recoger los aspectos en los que se van a basar tanto la relación propia como las ajenas. Cuando no es así, el sentimiento de traición es el mismo que el que produce la infidelidad en una pareja convencional», subraya Díaz Morfa.

Los celos van a aparecer en algún momento. Son una reacción normal. «Háblalo con tu pareja si necesitas rever el tema o hacer una pausa». Esto debe recomendarse en terapia, así lo apuntamos en el Máster en Sexología clínica y terapia de parejas ISEP.

En los tiempos actuales sucede todavía que cualquier propuesta de “pareja abierta” suele desencadenar sentimientos de inseguridad y celos en sus miembros e inquietantes temores de pérdida. En realidad muchas personas consideran que si se constituye una pareja en relación abierta, ¿para qué ser pareja? Mejor en tales casos dejar que tan sólo sea una pura amistad  la que entre ambos se establezca. Entonces, hay que reconocer que en la mayor partes de las culturas actuales, no estamos preparados para asumir con comprensión y madurez la llamada infidelidad sexual de nuestra pareja. Todavía esta se suele asociar no solo a un doloroso “ya no me quiere”, sino también a la vergüenza de sentir que cada caricia recibida nacía de un corazón dividido y por tanto tenía un tanto de farsa.

El fenómeno swinger estudiado en el Máster en Sexología Clínica

En este punto de las parejas abiertas o semiabiertas cabe destacar el fenómeno de los “Swingers”, que se trata en el Máster en Sexología clínica y terapia de parejas ISEP. La palabra “swinger” se refiere a aquellas personas solas o parejas, con una mayor amplitud sexual que el promedio, que deciden ejercer su libertad responsable en relación a su vida sexual. Esto incluye el intercambio de pareja, la práctica de sexo en grupos de tres o más personas y todas las variantes que puedan surgir a partir de ello, dependiendo en cada caso de las preferencias personales. Una cuestión recurrente y que genera malestar y a veces presiones es cuando uno de los integrantes de la pareja desea ingresar en este mundo y el otro integrante se rehúsa. Por tanto, este tipo de relaciones pueden degenerar en una ruptura definitiva de la pareja.

Una formación específica en terapia de parejas, como la que ofrece ISEP con el Máster en Sexología clínica y terapia de parejas, ayuda al terapeuta a atender en consulta parejas de este tipo en los que haya discrepancias o bien, ayuda a quienes no tienen clara su sexualidad a comprender que los límites los marca cada uno.

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Acerca del autor:

ISEP
40 años acompañando en el crecimiento profesional en psicología, educación, logopedia y neurociencias.

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