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Un caso de duelo enmascarado

duelo enmascarado

En muchas ocasiones, las personas que nos llegan a consulta tienen claro lo que les sucede y quieren de alguna forma liberarse del malestar que les puede estar generando en su vida. Pero, en muchas ocasiones, ese motivo de consulta no corresponde con la realidad, ya que puede haber factores que el paciente no ha tenido en consideración. Nuestro trabajo como psicoterapeutas es buscar el origen del malestar para hacer frente a él y que la persona pueda tener una vida más feliz y tranquila. Es muy usual en consulta que lleguen personas con cierta sintomatología pero que viene de algo más profundo, y que en principio no se vea la relación existente. Se expondrá brevemente un caso para ejemplificar esto.

Motivo de consulta
Este caso en particular lo he visto en consulta hace poco tiempo, en el cual la persona (por motivos de confidencialidad la llamaremos “S”) llegó con sintomatología ansiosa, incapacidad para relajarse, ataques de ansiedad cada vez más frecuentes e intensos, insomnio de conciliación y mantenimiento (dependiendo del día y de la cantidad de estrés que estuviese enfrentando) y, sobre todo, preocupación constante por su salud. Esto hacía que tuviese un miedo desproporcionado a enfermar de gravedad, en este caso de tener un cáncer y, por consiguiente, hacía un chequeo constante y exhaustivo de su estado de salud, buscando información en foros, en internet (páginas de medicina), y haciendo consultas a amigos y familiares. Mientras más buscaba y chequeaba, más aumentaba su ansiedad y las sensaciones físicas asociadas y esto le preocupaba aún más, formando así el ciclo ansioso (miedo a contraer enfermedad – búsqueda – aumento de la ansiedad).

Esta búsqueda hacía que perdiera tiempo (en ocasiones podía estar hasta 3 horas seguidas) e incluso llegar a perder la noción del tiempo, tranquilidad y capacidad de disfrutar de su vida, que decía “estaba llena de preocupaciones”. Cualquier situación podía ser buena para buscar información (ya que además tenemos esta información, literalmente, en la palma de nuestras manos “gracias” a los smartphones), pero cualquier reacción física podía ser un disparador (un dolor en el pie, una sensación en la espalda, etc.). En cuanto a visitas médicas, visitaba al médico pocas veces durante el año (solo las que fuesen necesarias y periódicas a manera de control médico) pero las vivía con mucha ansiedad. Todo esto, como podemos ver, restaba tranquilidad y felicidad a su vida, que se estaba convirtiendo en una contrastación de síntomas constante.

Evaluación y tratamiento
A primera vista, podríamos inclinarnos hacia un caso de hipocondría o una ansiedad extrema por la salud y podríamos aplicar un protocolo para estos casos. Pero, como hemos comentado en otros post, intento alejarme de diagnósticos cerrados, así que fue prudente hacer una búsqueda más exhaustiva. Se hicieron tests que confirmaron la hipótesis, así que empezamos a trabajar directamente esta ansiedad con ejercicios que incluían relajación, exposición a estímulos interoceptivos, prevención de respuesta, psicoeducación y reestructuración cognitiva. Pero se trabajó de una manera más global (estilo de terapia que utilizo con todos mis pacientes) y cubriendo más áreas de su vida, para lo cual estábamos trabajando mediante mindfulness.

Cuando entramos a hablar de su entorno familiar, me comentó que hace algunos años había sufrido la pérdida de su tío, quien había sido muy importante para ella, a quien definía como “casi un hermano”. Su reacción emocional fue muy intensa y verbalizaba que sentía que había sido incapaz de manejarlo y que había tocado muchas áreas de su vida. Cuando se indagó sobre las causas de la muerte y las reacciones asociadas, explicaba que había sido a causa de un cáncer de pulmón muy agresivo, que fue diagnosticado dos semanas antes de su muerte. Siempre tuvo la sensación de que él “se derrotó”, ya que no seguía el tratamiento y no recibía ayuda de nadie. Además, sentía que no pudo despedirse de él como se debía y que veía como poco a poco se iba deteriorando, y que era algo que le dolía profundamente. Al ver esta situación, pude comprobar que su ansiedad por la salud y el temor que tenía de desarrollar algún tipo de cáncer, estaban íntimamente relacionadas con el dolor de la pérdida de su tío y ese duelo no resuelto.

¿Qué es el duelo enmascarado?

La tristeza y el dolor son inevitables a la hora de enfrentar la muerte de un ser querido, es más, son esperables y no se deben patologizar; retomando las palabras de una gran colega de ISEP Ana Saz, “el dolor duele”. Pero si la persona no enfrenta esas emociones (ya sea por incapacidad o porque el propio entorno no lo permite), se puede estancar y generar un duelo patológico, dentro del cual encontramos el duelo enmascarado. En este tipo de duelo, la persona presenta problemas físicos o lleva a cabo conductas que le causan dificultades en su vida diaria, pero sin darse cuenta de que tienen que ver con esa pérdida no superada y puede darse hasta varios años después del fallecimiento del ser querido. Por ejemplo, la persona puede experimentar problemas de sueño, síntomas similares a aquellos que sufrió la persona antes de morir, desarrollar problemas psicopatológicos (ansiedad, problemas de alimentación, obsesiones, etc) y sin ser conscientes de que estas dos problemáticas tienen una relación estrecha.

En este caso, “S” presentaba estas condiciones: problemas de ansiedad y miedo a desarrollar un cáncer, causa de la muerte de su tío. Cuando se le presenta esta información a “S”, la recibe muy bien, encuentra la coherencia, y en el momento de explicarse que se haría una terapia de duelo, menciona que quiere realizarla, ya que su tío “merece una despedida en condiciones”, frase con la cual es difícil no emocionarse. A partir de ahí, reconducimos la terapia hacia la despedida a su tío, trabajar el dolor y sanar las heridas. En este punto ya la paciente había sido entrenada en relajación y mindfulness, y era fácil que se centrara en el problema en cuestión, además de mostrarse siempre muy receptiva. El trabajo de duelo se hizo mediante las tareas de duelo de Worden (que por sí mismas constituyen un tema muy interesante y clave en el momento de abordar el duelo en terapia, que os invito a revisar en un post anterior sobre muerte y procesos de duelo.

Un caso de duelo enmascarado

Se ha explicado el caso con brevedad (aprovechando la sesión clínica que se hará de este caso en ISEP Madrid el próximo 31 de enero) pero ejemplifica muy bien estas relaciones aparentemente inexistentes entre el motivo de consulta y el origen de la problemática de la paciente. Siempre se puede tratar solo aquello que se ve, será una terapia seguramente más rápida, pero si no trabajamos el origen, el malestar buscará una nueva forma de salir. Citando a Maya Angelou: “No hay peor agonía que cargar una historia no dicha dentro de ti”.

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Acerca del autor:

Mª Angélica Barrero Guinand
Psicóloga colaboradora de ISEP Madrid. Alumna del Máster en Terapias de Tercera Generación y Aplicación de las Nuevas Tecnologías de ISEP

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4 Respuestas a “Un caso de duelo enmascarado”

  1. User defaultErendira Duarte says:

    Buenos días me gustaría saber como podría abordar este caso de duelo enmascarado desde la perspectiva conductual y psicoanalítica
    muchas gracias!!!

    1. Avatar de usuario 8 Marta Palomar says:

      Hola Erendira, te facilito la respuesta de Mª Angélica Barrero, autora del artículo:
      Desde el punto de vista conductual este caso se ha trabajado siguiendo las tareas de Worden y sobre todo dirigido hacia la aceptación de la pérdida. El todos los casos lo trabajo en conjunto con la parte cognitiva y emocional, y en la parte conductual se trabaja el que el paciente pueda movilizarse hacia aquello que desea en la vida, recuperar sus actividades y seguir adelante. Desde el punto de vista del psicoanálisis, no te podría contestar ya que es un tema que no manejo, y no es ético dar información errada. Espero haber podido responder a tu duda, pero siempre puedes volver a preguntar si así lo consideras. Un saludo.

  2. User defaultAlejandra says:

    hola como puedo dejar de fumar ya que desde que se murió un tío he empezado con una ansiedad la cual solo sacio con fumar ya que me fumo 3 cajetillas diarias… se que este vicio me esta matando ya que he estado hospitalizada por afecciones pulmonares…

    1. Avatar de usuario 8 Marta Palomar says:

      Alejandra debes ponerte en manos de profesionales lo antes posible. En ISEP Clínic podemos ayudarte. Busca tu centro más cercano y visítanos: http://www.isepclinic.es

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