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Terapia integral de pareja

Terapia integral de pareja

La terapia tradicional de pareja plantea que para resolver los problemas es fundamental generar un cambio en cada miembro de la pareja, sin embargo, Jacobson y Christensen (1996; 1998) postularon que la clave para obtener un mejor resultado es combinar estos cambios con la aceptación emocional de la pareja.

Terapia integral conductual de pareja

Desde entonces se configuró una nueva intervención conocida como Terapia Integral Conductual de Pareja (TICP). El término integral deriva de los procesos de cambio y aceptación que generan un equilibrio en cada pareja (Barraca, 2015).

Cabe destacar que la aceptación de la pareja no se trata de asumir un problema individual o que el otro miembro haga lo que sea. En este sentido, el énfasis de la TICP está en el receptor de la conducta y su respuesta emocional ante ella (cómo valore y tome en cuenta la conducta del emisor). Por tanto, se pasa de un planteamiento de conducta gobernada por reglas propias de la terapia tradicional, a un comportamiento moldeado por las contingencias, donde lo importante radica en el contacto con los reforzadores naturales de la pareja, de manera que la mejoría no se debe a algo artificial basado en intercambios o esfuerzos por ajustarse a lo “adecuado” (las reglas socialmente aceptadas), sino a lo que le es útil a esta pareja en particular, en su convivencia personal (Barraca, 2015).

Categorías de intervención en TICP

Dentro de la terapia integral conductual de pareja  hay dos categorías de intervención: las que se orientan a promover la aceptación y tolerancia, y las que se centran en promover el cambio.

Intervención orientada a promover la aceptación

Las estrategias de aceptación se utilizan como herramientas para manejar las incompatibilidades, las diferencias que parecen irreconciliables o aquellos problemas que no se acaban de resolver. El terapeuta de parejas formula el problema y los comportamientos negativos de la pareja, siendo importante resaltar el dolor que cada uno experimenta y los esfuerzos mutuos para aliviarlo. Se requiere que cada miembro de la pareja experimente el problema en un contexto diferente, una y otra vez, o hablar al respecto en muchas ocasiones hasta que se consiga una aceptación mutua. Asimismo, la aceptación permite ayudar a los dos miembros a distanciarse de sus conflictos y discusiones promoviendo un análisis de solución de problemas objetivo y favoreciendo diálogos ecuánimes y descriptivos. A través de ella, se invita a la pareja a que se enfrenten juntos al problema (Barraca, 2015).

Por su parte, las estrategias de tolerancia supondrían otro grado distinto al de la aceptación. Se ponen en práctica cuando las estrategias anteriores no han funcionado como se esperaba. La idea de las estrategias de tolerancia consiste en que si no se puede llegar a la aceptación al menos los miembros de la pareja toleren lo mejor posible el comportamiento del otro (Barraca, 2015).

Intervención orientada a promover el cambio

En la intervención orientada a promover el cambio, se encuentran dos técnicas: a) el intercambio conductual, diseñado directamente para modificar los comportamientos problemáticos en una dirección positiva por medio de instrucciones y un papel muy directivo por parte del terapeuta y b) el entrenamiento en comunicación y solución de problemas, a través del cual, se le enseña a la pareja a escuchar y a expresarse a sí mismos de una forma honesta y clara, pero sin ofender a la otra persona, siempre acompañado de un trabajo de aceptación. Se busca promover que el dolor pueda expresarse sin ofensa y acusación (Barraca, 2015).

Caso real de Terapia de Pareja

Veamos un caso que se presenta como ejemplo dentro del Máster en Sexología Clínica y Terapia de Parejas de ISEP y donde se aplica la terapia conductual integrada: Ariadna es una mujer de 42 años, casada hace 7 años con David, de 41 años, con quien tiene dos hijos de 3 y 5 años. La paciente comenta que quiere mucho a su marido y que es un buen hombre y buen padre. Sin embargo, siente que David solicita mucho más tiempo libre que ella para irse en moto con los amigos, jugar al pádel y/o hacer barbacoas.

David por su parte, comenta que siempre ha sido una persona de necesitar sus espacios personales de desconexión y desahogo, que se siente agobiado y presionado en casa porque trabaja todo el día y al llegar a casa solo escucha reclamos por parte de Ariadna respecto a que debe ocuparse de los niños, ayudarle y no salir tanto los fines de semana.

Ariadna dice que ella no necesita salir tanto de casa ni desconectar con amigas cada fin de semana (medio día o a veces días completos como hace David), por tanto, no entiende lo que le sucede a su marido y percibe esta necesidad como desmesurada. Se siente poco comprendida, sola y tratada con inequidad e injustica dentro de la relación.

Partiendo de la TICP, la terapeuta plantea el problema presente y se exponen los comportamientos negativos de cada miembro de la pareja: para Ariadna, el comportamiento negativo se evidencia cuando David marcha un día del fin de semana y la deja mitad del día o el día entero con los amigos, lo que le hace sufrir puesto que siente que ella es la que no tiene tiempo libre para sí misma y la que siempre debe sacrificarse.

Por otro lado, para David el comportamiento negativo se observa cuando sale con los amigos, ya que Ariadna le dice que haga lo que él considere, y luego de estar medio día o el día entero con ellos, llega a casa y no hace más que ver malas caras, reproches y poco interés por parte de su mujer en saber cómo le fue y lo que hizo. El paciente sufre porque se siente castigado y poco comprendido por su mujer.

En la intervención basada en la Terapia Conductual de Pareja, se realizó un trabajo importante de comunicación y empatía, donde cada uno de los miembros de la pareja debió ponerse en la situación del otro y señalar cómo se sentiría ocupando el rol inverso. Asimismo, se promovió que ambos trabajasen juntos para resolver el conflicto, desde la aceptación del otro. Ariadna asumió que su marido tiene unas necesidades diferentes a las suyas, por lo que dejó a un lado el querer “dividir el tiempo al 50% entre cada uno de ellos” y David, aceptó que Ariadna se siente tratada injustamente, poco apoyada y sola en el cuidado de los niños los fines de semana, por lo que decidió regular las salidas y quedar con los amigos, cada dos semanas, un mediodía, con la finalidad de pasar más tiempo con su mujer y sus hijos el resto del fin de semana.

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Acerca del autor:

Maribí Pereira
Psicóloga General Sanitaria. Antigua alumna del Máster en Psicología Clínica y de la Salud de ISEP. Docente de los Masters en Psicología Clínica y de la salud, en Psicología Clínica Infantojuvenil y en Terapias de Tercera Generación de ISEP. Jefa de estudios de ISEP Barcelona y Directora de Investigación y Relaciones Institucionales de ISEP.

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