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Nace un nuevo método que permite a los niños con dislexia normalizar su capacidad lectora, tanto en la exactitud como en la velocidad, mejorando su comprensión de los textos. Su creador es el profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Murcia, Ángel R. Calvo Rodríguez.
Ya existen distintos métodos que mejoran la exactitud lectora en castellano de los niños con dislexia pero estos no mejoraban el tiempo de lectura y por ello la comprensión lectora se veía afectada. En cambio, el nuevo método consigue mejorar tanto la exactitud como el tiempo por lo que se ha avanzado muchísimo en lo que respecta a fluidez lectora.
El método ha sido desarrollado por psicólogos, aportando su perspectiva en la resolución de este tipo de dificultades de aprendizaje y sobre los procesos cognitivos que están implicados. Los niños con dislexia tienen un problema emocional considerable ya que tienen una capacidad intelectual normal y se dan cuenta de que no aprenden. Por lo tanto, se sienten frustrados. Esta situación les hace sentir inferiores y generan ansiedad.
El método de trabajo del profesor Calvo Rodríguez comienza por una labor previa que consiste en cambiar las atribuciones del menor para que vea que no es incapaz, sino que solo debe resolver una dificultad y puede hacerlo. Con ello se reduce la ansiedad que aparece cuando el menor debe enfrentarse a la lectura.
Los niños disléxicos tienen un problema de origen neurológico y fonológico que les dificulta crear imágenes ortográficas. Para resolver este problema, este nuevo método propone realizar un trabajo de lectura y análisis de palabras aisladas, segmentando la palabra fonológicamente, identificando las sílabas y viendo como sonaría prescindiendo de cada una de ellas. A continuación, se lleva a cabo un trabajo fonológico y ortográfico que consiste en escoger una palabra para unir sus sílabas y terminar escribiéndolo.
La última fase del método consiste en cambiar la forma de leer del disléxico. Una persona con esta problemática lee basándose en pistas parciales de las palabras, por lo que identifica las primeras letras y se olvida del resto: le atribuye el significado de cualquier otra palabra que comience por las mismas pero le resulte más familiar. Para cambiar esta lectura el niño debe leer sílaba a sílaba, con sentido. Pasa de leer palabras a leer sílabas que al unirse se les otorga un significado.
Una vez el niño se ha ejercitado con palabras, se le propone un texto a leer. Primero lo lee el profesor adaptando su velocidad a la complejidad del documento, como ejemplo para el alumno. Después es el turno el chico, que leerá con una mayor fluidez.
